Leyenda de Ababuj:                                                anim11.gif (4146 bytes)

"AUNQUE REVIENTE TERESA DE ABABUJ HA DE SER LA DEHESA"            

Se cuenta la disputa existente entre los vecinos de Ababuj

y El Pobo, por la propiedad de la finca llamada "Dehesa", situada entre los dos términos.

La disputa se solventó con la apuesta de dos "viejas" una de cada municipio, consistente en "beber más cantidad de vino".

Marta se llamaba la de El Pobo y Teresa la de Ababuj. Echáronles un ratón en la tinaja de vino y la de El Pobo le dió ascos, pero la de Ababuj se bebió todo el vino incluído el ratón de esta manera la finca de La Dehesa pasó a manos del pueblo de Ababuj.

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Aportación a la Leyenda de la "Dehesa de Ababuj" por Mariano Aguilar Olivencia) militar, Historiador, descendiente de Ababuj

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Yo le oi contar a mi abuela Eulalia Gabarda y Aranda, mujer de mi abuelo Manuel Aguilar y Guillén (militar, de Ababuj), que había una dehesa que estaba en litigio, entre Ababuj y otro pueblo limítrofe (no recuerdo su nombre, tal vez Aguilar del Alfambra).Aclaración al autor el otro pueblo era El Pobo. Los mozos de ambas localidades, se "escalabraban a cantazos" (he vivido 14 años en Zaragoza), hasta que las autoridades de ambos pueblos decidieron dirimir el asunto, trazando una raya en mitad de la mencionada dehesa. A un lado, en su territorio, se puso uno de los pueblos; al otro lado el otro. El asunto era que la mañica más vieja de cada localidad tenía que, sentada en una silla, beber vino de una garrafa sujetada por los mozos, hasta que no pudiera más. La que durara más tiempo trasegando el mosto, ganaría para su pueblo la mencionada dehesa.

Así las cosas, los mozos del otro pueblo, sin que nadie se diera cuenta, metieron un gusarapo en la garrafa de Teresa (la mañica de Ababuj), hasta el punto de que al notarlo en la boca le produjo una arcada, aunque se lo tragara. En ese momento, los mozos del otro pueblo, El Pobo comenzaron a cantar victoria, pero Teresa, una vez repuesta, dijo, mejor, creo que gritaría al estilo morra: "No preocuparse mañicos, que aunque se muera Teresa, de Ababuj ha de ser la dehesa". Según mi abuela, al término de Ababuj pertenece desde entonces la dehesa.

Si no es más que una leyenda..., a que es bonita. Puede ser que sea verdad. Tal vez haya alguien que lo haya oído contar por otro lado.

No debemos olvidar las historias de nuestros pueblos. Todos procedemos de alguno de ellos, o de varios. Además, en la España de comienzos del siglo XIX, con unos 11 millones de habitantes, más del 60% vivía en pueblos, y se censaban unos 9 millones de analfabetos

El Cuento de las mil mentiras

En homenaje a mi abuelo Manuel, gran contador de cuentos, anécdotas y leyendas y sobre todo una buena persona. También a Tomás, mi padre.

Este es el cuento de las mil mentiras que encontré cazando en la Hoya del Inebral, del Inebral a la Sierra, de la Sierra al Matután. Me bajé por la Hozadera y Villar Domingo, por la Dehesa, los Ríos y por el corral de las Viejas me crucé al Donatío, río abajo por la Solana me pasé  a la Cuesta. Del río me crucé al Calarizo, por las Galianas al Cerro Rubio por la chopera frente al Molino de Jorcas del "Tio" Muelas y allí me bajé al Molino del Batán y por el Cerrado del "Tio" Pedro Palenciano, Suertes abajo por los Alobrales al Molino, donde molían trigo para pan. Luego por la Zú a las Cobatillas y Alobrales. Cansado crucé a las Costanillas y luego a la Fuente de las Callejuelas, un buen trago de agua me eché y me subí al Santo y luego a la Fuente de la Canal y por el Río Regajo a las Muelas y la Majada Blanca donde me acerqué al corral de la Muela, a ver si estaban los Cofadres de los manjanos y sólo estaban las cagarrutas de los borregos del "Tio" Juan .

Me subí a la masía del Collado para que el "Tio" Julián me diera un buen trago de vino y me encontré a la masovera fregando el orinal. De allí me bajé por la fuente del Terrero y un buen trago de agua me eché; crucé por Cañacantón y los Gamellones y al corral del Hornao me subí a ver si estaban los carneros que los cerraban allí y los habían soltado y no los pude ver. Me bajé por las Martinas y por el Infierno y por la Hoya Lagua a la ermita de Santa Ana, por las Ombrías a la Manteca, subí al Zariche y me salieron los "civiles" que me cogieron la escopeta y no me la querían dar; les conté dos mil mentiras propias de cazador y los buenos hombres me la volvieron a dar.

Al llegar al pueblo me encontré con el "Tio" Casimiro, un buen pescador, que le expliqué lo que había andado y me invitó a cenar un buen pescado y a su casa fuí a cenar. Se hicieron las 12 de la noche y después de hartos de comer dijimos: "Me siento en el canario" y a las Pocicas nos fuimos a hacer nuestros menesteres que río abajo se fueron a parar al estrecho de Aguilar para que siembren las ensaladas los "chotos" del lugar.

Nota: Todos los nombres pertenecen a partidas o zonas del Pueblo de Ababuj, " podría ser un buen método para el aprendizaje de la geografía".