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ESTRIBILLO
¡Pueblo de La Mata
nacido en
el Curueño
desde tiempo inmemorial!
Eres, con tu castillo y tus fuentes,
con tus
plazas y tus gentes,
un vergel y un remanso de paz.
ESTROFAS
Hoy tus hijos, dispersos por el
mundo
y afincados en el suelo de tu hogar,
te cantamos alegres y unidos
nuestro
cántico de amor y verdad.
Rinconada, Plazuela y Cantarales,
Mayoralgo, Campillín y la Moral,
el Arroyo y la Plaza las Nogales
nos darán una morada sin igual.
La Llamosa, el
Corcho y los Caños,
al compás del Cubilón y el Fullascal,/
nos ofrecen, siguiendo al Mayoralgo,
agua clara y frescor de manantial.
De la Vega y la Serna a los Cavales,
de
Roseco y el Matón a Gustifel,/
con el río, el soto y los Juncales
nuestro cielo nos
cobija por doquier.
Espadaña del firme campanario,
edificio de la escuela popular,
torreón ancestral y centenario:
Es La Mata horizonte y hontanar.
SAN
MARTÍN, PATRONO DE LA MATA
En las sociedades de economía
agraria, como es el caso de nuestro pueblo, las fiestas religiosas influyeron
decisivamente en ellas. Así sucede con la fiesta de San Martín, debido a que del 29 de
septiembre, San Miguel, al 11 de noviembre, San Martín, se cumplía el plazo en que se
llevaba a cabo la entrega más importante que de lo recolectado había que entregar al
Señor: el diezmo.
San Martín de Tours, patrono de La Mata, murió en el año 397 y ya fue
venerado en España durante la época visigoda, aunque a partir del siglo XI,
con la llegada de numerosos colonos francos a España en calidad de mercaderes,
monjes o peregrinos jacobeos hacia Santiago de Compostela, se consolida la
devoción por el santo.
En la diócesis de León hay más de 35 iglesias que lo tienen por patrono, como
la iglesia y barrio de San Martín, en León. El gesto del caballero Martín cortando su capa para entregarle la mitad a un
mendigo ha dado la vuelta al mundo.
CORO
Cantemos, hijos de La Mata/ cantemos con todo el corazón/ un himno que brote del alma,/ un himno a nuestro patrón./ San Martín es nuestro guía,/ será siempre nuestro protector,/ cantemos noche y día/ himnos en su loor./ Gloria hoy cantemos, feligreses,/ gloria siempre en todo confín./ ¡Gloria, gloria,/ gloria a San Martín!.
ESTROFAS
Sé tú nuestro amparo/ excelso patrón,/ y escucha a tu pueblo/ en su oración,/ que hoy eleva unido/ a Dios en tu honor./ Tu fuiste testigo/ de paz y de amor/ viendo en los pobres/ el rostro de Dios./ Ruega por nosotros,/ de tu ejemplo en pos.
El pendón es la divisa e insignia usada por nuestra iglesia y las cofradías para presidir las procesiones.
Está formado por franjas verticales de colores fucsia y verde; el fucsia porque es el color típico de León y el verde porque la campiña está verde y detrás de él miles de antepasados han proclamado su fe y su pertenencia a La Mata de Curueño. Así lo hacemos cada año, durante las fiestas.
Sus orígenes hay que buscarlos en las guerras medievales cuando no se contaba con ejércitos organizados, sino que cada año el rey, los nobles y eclesiásticos o los concejos, formaban "mesnadas", tropas que servían temporalmente. No había quintas y los únicos soldados profesionales eran los "caballeros" muy escasos en número. Las batallas solían ser muy confusas por la dificultad de distinguir a las fuerzas enemigas; No existían los uniformes y los jefes militares solían cambiar de aliados con gran frecuencia. Para resolver esto se dio una gran importancia a las banderas cuyos colores y escudos heráldicos distinguían en todo momento a unos jefes militares y sus tropas de otros aliados o enemigos. Mas o menos así nacen en la Edad Media los pendones.
Podemos
deducir que los actuales pendones leoneses por su forma, color y funciones
parecen descendientes directos de aquellos pendones militares usados por las "mesnadas"
medievales en la guerra de la reconquista, puesto que los documentos más
antiguos sobre los pendones, son medievales. Una
vez terminadas las cruzadas y las guerras, los pendones perdieron su connotación
militar y pasaron a ser un símbolo civil, a muchos se les colocó una cruz metálica
en el extremo superior, convirtiéndose en un instrumento religioso, y reduciéndose
su función a encabezar las procesiones y celebraciones religiosas de la
localidad.
Antiguamente todos los pueblos de la provincia tenían
su pendón, muchos desaparecieron con el paso de los años y otros se guardan en
las iglesias, siendo su estado de conservación deplorable. En
la actualidad, estamos asistiendo al resurgir de los pendones leoneses, en
muchos pueblos se vuelven a sacar en las procesiones y romerías, y en otros
muchos se restauran sus telas y varas, para recuperar esta bella tradición.
También La Mata de Curueño posee el
distintivo peculiar de su propia entidad como es la bandera, insignia con su
carácter mágico y propiciatorio del apoyo sobrenatural.
De forma rectangular, con los colores de la
tela del pendón: la parte izquierda, en verde, con la representación en ocre del
castillo, cuya leyenda permanece y a la derecha, sobre fondo fucsia, tres árboles que
rememoran el lugar tupido de árboles que dio origen al nombre del pueblo.
Es desde 1983 el testimonio físico que representa a nuestro pueblo, como solar donde se arraigaron tantas familias.
Está surmontado por corona de marqués, que pretende testimoniar el "señorío feudal" del lugar. Dispone de tres campos heráldicos relativos a mudos testigos de historia y de lugar, e incluye una leyenda que recuerda cien fuentes y arroyos. En los dos campos superiores del escudo, a la izquierda, la memoria del castillo almenado con tres torres y, a la derecha, la fila de tres árboles que recuerda el "matón", origen del topónimo de La Mata. En punta la fuente del Mayoralgo, recientemente desaparecida. Y en la bordura, en la parte superior, el nombre del pueblo: LA MATA DE CURUEÑO y, a los lados, la leyenda SI VAS A LA MATA LLEVA PAN QUE AGUA TE LA DARÁN.
En el pueblo se juega a los bolos y a las cartas. Detrás de la Iglesia, junto al caño para refrescarse, está el castro donde se juega a los bolos en verano y en el teleclub se juega a las cartas, sobre todo tute y brisca. También en el bar-restaurante Las Colineras, en la carretera, hay buenas partidas de cartas.
A su paso por el pueblo, en el río Curueño se puede pescar trucha, en zona libre de pesca. También se practica la caza de codorniz en el "vago" y de piezas mayores en los montes, donde existe una asociación de caza que tiene acotado los montes.
La natación y los deportes acuáticos se practican también en
el río Curueño, sobre todo en los pozos de la Olla y de los Asturianos; en este último
los integrantes del campamento JUMAVI, que nos visitan cada verano han hecho una especie
de piscina artificial.
Además se puede practicar ciclismo, equitación, senderismo, etc.
Durante las fiestas, el último domingo de agosto, se celebra en el pueblo un afamado Corro de Lucha Leonesa - aluches-, donde contamos con gran campeón Toño Getino, "Getinín, el de La Mata". Su hermano Fernando también llevó el nombre de La Mata por los aluches con gran acierto.
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