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NUESTROS MEJORES COMPAÑEROS DE CORDADA Vivo en León, una
bonita región situada al Noroeste de España, en un
pueblecito
de la ribera del río Torío, a 10 kilómetros de la ciudad
de León y a 25 kilómetros de la Cordillera Cantábrica.
De los muchos animales que completaron la familia. Lennon y Xila nos abandonaron hace ya bastante, Yelga un poco después y Xana y Mini (en realidad se llamaba Spock, pero por abreviar la llamábamos mini, por lo de minina) murieron después, también de viejos. El tiempo pasó más rápido para ellos. Luego vino Rubi (era rubia), una cariñosa perra que apareció por la casa y acabó quedándose y a la que también se llevó la vejez. Ahora tenemos a Tombo, un cruce de pastor belga y pastor alemán que nació en marzo de 2012 y desde sus dos meses nos acompaña, y un gato blanco, Milusky, que nació en 2013. |
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Llevo más de cuarenta años subiendo
montañas y un poco menos escalando. Soy Geólogo por estudios
que cursé en la Facultad de Geología de Oviedo, pero dediqué mi vida profesional a la Docencia, tanto a la de montaña
con la Escuela Española de Alta Montaña (dentro de la Escuela
Leonesa y Castellano Leonesa), y como Profesor en el
Centro de Educación de Adultos de León
hasta diciembre de 2013,
y también colaboro, como
tutor de Iniciación a Office en el Aula Mentor
,
aunque lo que en realidad soy es un simple corredor por montañas, adicto al viento y conquistador de lo inútil .
Hoy, como muchos días, he navegado en este mar
proceloso que es Internet, en busca de no se qué aventuras o conocimientos,
atracando en alguno de los puertos que salían en el camino. En uno
de esos puertos, el de la revista Desnivel, encontré un artículo
que me llamó la atención; UN HUSKY EN LA CIMA DEL MONT BLANC.
Nada del otro mundo, pensé en un principio. Hay rutas por las que
un perro de estas características puede subir sin demasiadas dificultades,
aunque me entró la duda: ¿cómo habría subido
hasta l'aiguille de Gouter?, si es que fue esa la ruta. Seguí leyendo con el interés de los que tenemos como compañeros de montaña,
entre otros, a nuestro amigo o amiga más fieles. No sólo
no había subido por Gouter, sino que la ascensión había
discurrido por la tremenda pared de la Aiguille de Byonnasay, surcada de
seracs y con pendientes de 50º, y para rematar una afilada y aérea
arista que da paso a las pendientes más suaves del Dome de Gouter.
Una buena ascensión para alpinistas mediocres como yo y una pregunta:
¿arrogancia o imprudencia? Pues supongo que ninguna de las dos cosas.
Seguramente tan sólo el deseo de compartir con nuestro amigo los
placeres que disfrutamos con los compañeros humanos y que nos llevan
por esos mundos fantásticos de la montaña.
Y me trajo recuerdos. Recuerdos de mi perro Lennon, con
el que compartí muchas cumbres de los Picos de Europa y la Cordillera
Cantábrica. Lennon subía y bajaba con facilidad por sitios
por donde parecía imposible que lo hiciera un perro. Hasta en un
ataque de osadía intenté hacerle llegar a la cima del Llambrión.
La arista final, en el Tiro Callejo me asustó y decidí dejarle
allí atado mientras yo iba a la cumbre.
Hoy ya no puedo compartir con él las alegrías
de las cumbres. Lennon murió tras una larga enfermedad, como suelen
decir los obituarios, acrecentada por la vejez de 13 años, pero
la gesta de Oso, el husky del Mont Blanc, ha hecho que, ahora, lo recuerde.
¡Ánimo Oso! y a por otros desafíos.